Baluarte Aragonés hace una libre adaptación de las cartas VI, VII y VIII de la obra de Gustavo Adolfo Bécquer "Cartas desde mi celda", rindiendo así un homenaje a las gentes del Moncayo y, sobre todo, a Trasmoz, pueblo que vive a los pies de un castillo de misterioso origen.
Fue estrenada en septiembre del año 2006 en la localidad de Villarroya de la Sierral.
La historia comienza con la creación del famoso y majestuoso Castillo de Trasmoz. Cuenta la leyenda que fue el mismísimo diablo quién, ayudado por los cuatro elementos de la naturaleza, construyó el castillo.
Mosen Gil, el cura del pueblo, protegía con sus rezos a la localidad. Cuando muere su hermana, llega una sobrina llamada Dorotea para cuidarle. Muy guapa y presumida, pero sin medios económicos. Al llegar al pueblo su tío le hace trabajar y no le da ningún capricho, lo que hace que tenga envidia del resto de las mozas.
Ante las fiestas mayores, Dorotea le pide a su tío comprarse un vestido, y le contesta que no y que además debe trabajar haciendo pan para los pobres. Cuando esta sola, aparece una vieja que, con sus embrujos, le promete darle todo lo que desea. A cambio, Dorotea mezcla una pócima con el agua bendita de su tío. Dorotea duda, pero por la noche, vierte la pócima.
Esa noche, Mosen Gil reza y bendice el pueblo con el agua embrujada. Casca mezclada en su agua bendita.
A la media noche, aparece la vieja convertida en la bruja Casca. Ella y su séquito de esbirros otorgan a Dorotea trajes, joyas y el pan para el día de la fiesta ya amasado. Al día siguiente, Dorotea aparece con los vestidos que había conseguido de la mano del diablo.
Desde aquel día Trasmoz sufrió terribles enfermedades y misteriosas muertes, lo que lleva al cura a la desesperación. Dorotea, finalmente, no puede soportar la culpa y confiesa el trato que había hecho con La Casca.
Conocido el hechizo, todos los mozos del pueblo van al Castillo en busca de la Vieja Casca, y allí, en medio de un aquelarre, la desempeñan por el barranco que lleva su nombre.